Señor. Porque aquí, reuniste todas las riquezas, todas las sangres, todos los climas, todas las oportunidades para que un día este pedazo de la tierra sea el más hermoso de los espacios para vivir.
Llenaste sus montañas de oro, plata y minerales. Pusiste inmensos lagos de gas y petróleo bajo sus selvas y sobre ellos, árboles, vegetación y naturaleza infinita. Dibujaste ríos que cortan la cordillera cargados de energía, bajando a irradiar desiertos que luego se convertirían en verdes valles. Y nos diste un mar de riqueza infinita, con todos los peces posibles y toda la abundancia posible.
Hiciste que vinieran todos los hombres y mujeres del mundo a instalarse en nuestra tierra trayendo consigo lo mejor de sus mundos bajo el brazo. Y vinieron gentes de Europa, de Asia y de África. Todos a asimilarse y mimetizarse con las antiguas culturas del Perú, formando un hermoso y envidiable crisol de culturas único en el mundo.
Y no contento con ello, nos diste 85, de los 110 climas existentes en el mundo. Casi como imaginando al Perú, como una suerte de muestrario de todo lo bello que el mundo que tú creaste tiene para ofrecer.
No querido Señor, como podriamos pedirte aun más por esta tierra. Si en ella tú ya lo pusiste todo.
Sin embargo, y a pesar de todo lo que nos diste, quienes habitamos en ella NO lo hemos sabido ni podido aprovechar.
No hemos podido darle el destino necesario y justo que tú soñaste al poner todo ello a nuestro alcance.
No hemos podido lograr que toda esa abundancia y generosidad con la que nos bendeciste haya podido alegrar la vida de los hombres y mujeres que hoy pueblan nuestra tierra. E increíblemente, a pesar de todo lo recibido, hoy somos considerados, aunque sea imposible de comprender, un país tercermundista.
Por ello, Señor todopoderoso, estamos aquí para decir y reconocer con humildad que tú no nos has fallado. Que esta tierra no nos ha fallado. Somos nosotros los que hemos fallado.
Por eso, estamos esta mañana Señor, no para pedirte por el Perú sino para pedirte por nosotros. Por todos los que estamos aquí reunidos y por todos aquellos que hoy a diferencia de una gran mayoria de compatriotas, sí tuvieron la suerte de disfrutarlo todo y de vivirlo todo, tal cual tú lo soñaste, para que nos ilumines y nos haga reconocer y revelar de una vez por todas y para siempre, cual es nuestro verdadero rol en este Perú que tan generosamente creaste.
Te pedimos que nos hagas comprender que si nos has dado tanto, en un espacio en donde la mayoría tiene tan poco, es porque hay un mensaje y una misión expresa tuya detrás, que es la de asumir nuestro rol como líderes. Como hombres y mujeres elegidos para conducir a nuestro pueblo y nuestro Perú hacia esa prosperidad que tu diseñaste y nos encargaste hacer realidad.
Te pedimos Señor, que nos des la fuerza para reconocernos como hombres y mujeres de paso en esta larga historia de la humanidad, cuya misión es entregar nuestras vidas al servicio de las generaciones futuras, y en ese sentido, que sepamos comprender que habiéndolo recibido todo ha llegado el momento de darlo todo.
Que finalmente ha llegado la hora que todos demos un paso atrás, renunciando a nuestros sueños más individuales, nuestras aspiraciones materiales más personales y nos demos la mano para formar un solo grito, una sola voz, un solo camino. que no es otro que el que tú siempre soñaste y bendeciste para el Perú. El camino de la belleza abrazada a la justicia, de la prosperidad iluminada por la equidad, del amor tocándole la puerta a todos los hombres y mujeres que aquí habitan.
Señor, lo sabemos, la tarea no es fácil. Son tantos años en que hemos fallado. Pero nunca es tarde y lo sabes. Aun estamos a tiempo si es que nos decidimos aquí y ahora todos, cada uno en nuestro campo de acción, a cambiar nuestro destino comun para siempre. Lo sabemos Señor, hemos contaminado tus ríos, hemos vaciado tus montañas, hemos talado tus bosques, hemos despreciado nuestras diferencias. Y ello a nada nos ha conducido. Lo sabemos. Nuestros niños en vez de jugar trabajan sin descanso. Nuestros ancianos mueren olvidados en las puertas de viejos hospitales. Nuestros hombres y mujeres no logran conciliar siquiera un sueño digno, al ver a sus familias sin un futuro posible. Nuestros poderosos miran con indiferencia el mundo que los rodea.
Entonces Señor, si todo eso lo sabemos y estamos todos aquí para reconocerlo abiertamente y sobretodo para aceptar que al habernos dado todo, algo mucho más grande esperas de nosotros. Te pedimos Señor que nos des ese último Don que nos lleve a acabar para siempre con esta larga historia y podamos empezar esa nueva historia que siempre quisiste para este paraíso que creaste llamado Perú.
Báñanos por última vez de humildad infinita, de generosidad, de solidaridad, de fortaleza de espíritu, de capacidad de perdón, pero tambien de inteligencia y astucia para enfrentar a todas las fuerzas del mal que se desplegarán en esta lucha que nos convoca.
Señor te pedimos esta mañana por nosotros, los peruanos que tú elegiste para esta última gran batalla, prometiéndote darlo todo y entregarlo todo, para que un día, cuando ya no estemos, quienes aquí habiten, puedan contarle a sus hijos y a sus nietos, que en el Perú se vivieron momentos difíciles, pero que todo eso ya pasó.
Que finalmente llegó al Perú, ese mundo de belleza y justicia que Dios nos entregó y que sus hijos se encargaron de hacerlo florecer.
Te lo pedimos Señor.
Gaston Acurio